7 de mayo de 2022

Nos gustan tus zapatos de mariposas

No tengo nada nuevo que contar ni tampoco estoy con los ánimos por las nubes. Pero como es mi blog, y aquí escribo lo que pienso, siento y necesito soltar, pues lo hago. 

El viernes en clase lloré, los niños no se dieron cuenta porque me di la vuelta, pero me notaron distinta (oí a una decir "vamos a decirle a la seño que nos gustan sus zapatos de mariposas"); por lo que algo notaron. 
Aunque este curso estoy cerca de casa, se me está haciendo eterno. 
Al igual que el curso pasado se pasó volando, este parece que va a cámara lenta desde diciembre. Al menos para mí. 
Después de pasar el Covid por casa, de reventar físicamente la cintura con lumbalgia, buscar ayuda en la osteopatía... me he dado cuenta de que aún sigo ahí. Y digo aún, porque de momento, con achaques, sigo. Y sigo porque me gusta mi trabajo, aunque se diferencie en mil cosas de lo que podía hacer el curso pasado, pero ahí sigo. Con las miras puestas en el día 30 de junio a las 14:00 de la tarde, donde pueda decir adiós a una etapa un tanto extraña, solitaria y desgastadora en tantos niveles. Este curso no es que lleve muchas cosas para adelante, no. No es eso. Es la dificultad de no poder cambiar ciertos aspectos educativos porque "la norma" así lo exige. Y quienes hacen esas normas o protocolos, o sencillamente esos patrones que las maestras de a pie sabemos que no sirven... sinceramente, deberían pasar no una semana, sino solo 5 horas seguidas en mi aula (o en la de tres años, que también tiene "miga"). Es muy fácil orientar y decidir desde fuera (para todo en la vida, no solo para el ámbito educativo) pero muy difícil escuchar a quien te cuenta la realidad. Y la realidad de mi aula es cuanto menos desoladora... Un aula de la que me llegaron a decir "está maldita" "la peor clase del cole"... y bueno, sé que llegar la última, provisional y demás es lo que tiene... te dan lo que no quiere nadie, y no juzgo, cada cual sabe cómo debe, quiere o puede hacer las cosas, pero creo que para asignar a un docente a un aula con las características que tiene la mía, qué mínimo saber si a esa persona se la ha preparado mental y en este caso, físicamente también, para asumir la responsabilidad, además de tener la formación específica en el trastorno del espectro autista o haber tenido experiencia en esa parcela educativa. Pero bueno, DE TODO se aprende. Y este curso para mí está siendo de APRENDIZAJE. Qué distinto es cuando tienes la posibilidad de pedir algo para mejorar, qué diferencia es sentirse respaldado en un centro... qué diferencia supone trabajar en cooperación y en equipo... Y claro, una que venía de un colegio en cuyo claustro final solo hubo palabras de agradecimiento de unos a otros... pues darse con un muro de individualidad no es mi estilo. Creo que los colegios son como los grupos de amigos, pueden ser grandes y existir el buen rollo o pueden ser pequeños y no tener tanto feeling. El caso es que, ya para ir terminando este monólogo sin pies ni cabeza (porque no se puede contar todo, al menos no todo lo que me gustaría de momento...) solo quedan 7 semanas con este grupo, que además acaba etapa y pasa a primero y 8 para estar de vacaciones.  8 semanas... 



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