Reflexiones
de mi 34 cumpleaños
Llevo
muchos días pensando en si escribir o no esta reflexión; así que reflexionada,
sí que está.
La
vida es aquello que va pasando ante tus ojos de la misma forma, solo que tú la
ves distinta. Y yo la veo así.
A
mis treinta y cuatro recién cumplidos puedo tener sinrazones y afirmaciones.
Puedo ser mejor o peor, pero soy yo. Una mamá de tres, que trabaja también
fuera de casa y que a menudo siente que no está en el lugar adecuado, o en el
momento adecuado.
Somos
el resultado de nuestras experiencias, mejores o peores, pero al fin y al cabo,
la vida nos va haciendo y nosotros nos vamos haciendo a ella. Y por ello puedo hacer estas afirmaciones, en
algunos casos ya muy repetidas pero que, tienen sentido para mí en mis 34.
*
La vida no espera por nadie, si no cogiste aquel tren o no te embarcaste en
aquel avión, el tiempo pasará, y ya no es lo mismo. ¿Puedo cogerlo ahora?
Inténtalo, pero coger un vuelo con años de retraso solo te llevarán a un futuro
alternativo a lo Regreso al futuro II.
* No sufras más de lo que realmente merece la pena. Cuántas veces habremos desperdiciado el tiempo (y volveré a hacerlo, aunque espero que menos) en situaciones que no te reportan felicidad. Si hay algo que este último año he aprendido es a quererme un poquito más y no permitir que otras personas tengan el gusto de pisotearme. ¿Que me quieres pisotear? Sin problema, pero que yo me levanto y tú te lo tienes que comer.
*
Vive conforme a unas creencias. ¿Crees que puedes mejorar algo? Hazlo.
Implícate. ¿De qué sirve quejarte de lo mal que está la
sociedad/política/juventud...etc, si tú solo te sientas a quejarte? Influye en
el mundo de forma positiva.
*
Ora. Pero con el corazón. Creas en lo
que creas, ora y reza de manera interna. Háblale de alma a alma, de tus
preocupaciones. Quizá es un sentimiento que os pueda parecer estúpido, pero no
lo es. A mí me está ayudando bastante.
*Di
que no. Y también di que sí. Pero no hagas esfuerzos estúpidos por complacer a
nadie, complace a quien de verdad importa y a quien lo recibe con agrado. Y di
que no cuando sabes que la situación no te convence 100%.
*
Pasea. Sí, solo por el simple hecho de pasear. Y no veas, MIRA, mira a tu
alrededor, piensa en el resto de las personas sabiendo que tienen una vida
similar a la tuya. O tal vez no.
*
Saca tiempo del de verdad, no del que te sobra, para hacer y estar con personas
con las que quieres estar. Haz lo que se te da hacer bien y compártelo. Si
escribes bien, publícalo, si eres creativo en costura, cocina o manualidades,
regala u ofrece tus creaciones. Se puede ser creativo de muchas formas, no
tiene por qué ser algo artístico.
*
Disfruta del silencio. Donde sea: conduciendo, tendiendo la ropa o en una
habitación a solas. Aunque nunca estamos en silencio total (yo al menos tengo
una mente charlatana conmigo misma) siempre es bueno dejar de oír el ruido extra
para poder oír el silencio interno.
*
Disfruta de los que ahora tienes cerca. Nadie está aquí siempre y a veces de la
noche a la mañana te das cuenta de que ya no está esa persona. Busca, llama,
encuentra, escribe y pasa tiempo con ellos. Es un sentimiento que siempre nos
llega cuando ya no podemos solucionarlo.
*Rodéate de las personas que te inspiren a ser mejor, con las que te sientas a gusto, en calma y saquen lo mejor de ti. No quieras ir a donde no te quieran de verdad y no te sientas en la obligación de complacer con eso a nadie. A veces es mejor estar solo que rodeados de personas que te hacen pequeñita con maldad.
*Sé
feliz dentro de tu tristeza. No es fácil. No es la idea de felicidad el sentir
tristeza, pero la ausencia de tristeza en tu vida nunca va a ser una realidad.
Dale más alas a la felicidad dentro de tu vida.
* Ten paciencia, contigo mismo y con los demás. Creo que va de la mano de la paz interior y la felicidad.
PD: Estoy haciendo cambios en el blog a nivel visual. Algunas cosas no se pueden ver de momento. Espero que esto sí.
Nos leemos.
Mami C.
Cuanta razón tienes Ceci!
ResponderEliminarGracias seño!!!
EliminarYa se me ha vuelto a pasar tu cumpleaños... :(. Qué desastre... Felicidades aunque sea tarde... Aunque bueno... nunca es tarde si la dicha es buena ¿no? Y desear felicidad a los demás nunca es malo :)
ResponderEliminarMe han gustado tus reflexiones. Mucho.
Pensamos igual en muchas cosas. Por no decir que en todo. Igual es que lo da la edad. Y yo he llegado antes que tú a esas mismas conclusiones :D
Te diría... te diriía que siempre que leo cosas así me alegro y siento pena al mismo tiempo. Me alegro porque me hace pensar en que hay más gente "como yo" por ahí. Y, por otro lado, me entristezco un poco porque siempre toda esa gente "como yo", con la que presumiblemente me podría llevar de escándalo y con la que podría tirarme horas y horas intercambiando pareceres o disfrutando de una buena conversación con un café entre las manos, me pilla siempre lejos. Y aquí es donde me tengo que callar porque, como bien dices, la solución está en mis manos. Que es dejar de quejarme/lamentarme y mover el culo para hacer realidad esos cafés.
Pero, mientras tanto, déjame que te diga que llevas más razón que un Santo en todo lo que dices. Y que nuestro tiempo libre, el tuyo, el mío y el de todos, es demasiado valioso como para malgastarlo con gente que no aprecia ni valora nuestra compañía, con convencionalismos y con cosas que realmente no nos apetece hacer o personas con las que no nos apetece estar. Es preferible, creo, esrar sola por elección propia, a estar aguantando que te hagan sentir sola o pequeñita, como bien dices, pero rodeada de gente. Que seas tú sola la que siempre pienses en unos u otros y llames a unos u otros para que luego acabes por darte cuenta de que si tú no les llamas, esos unos u otros no cuentan contigo.
Una vez leí, no sé donde, que uno no elige a sus amigos. Que son los amigos los que nos escogen a nosotros. Parece una tontería, pero a nada que lo piensas es una verdad como un templo. A veces tratamos como amigos a personas que creemos que lo son. A esos que, a priori, hemos "elegido" como amigos. Ni nos planteamos siquiera que puedan no serlo porque, qué demonios, son tus amigos. Y sería demasiado doloroso para ti que no lo fueran. Pero, a veces, sólo a veces ¿eh?, que no todo el monte es orégano, pasan cosas o simplemente, como bien dices, te detienes a mirar. Y te acabas por dar cuenta de quién sí y quién no. Quién está contigo para qué y cuándo. Y, a veces, sólo a veces, ocurre, para tu sorpresa por un lado y decepción por otro lado, que encuentras contigo a algunos que no te hubieras imaginado porque, después de todo, no eran tan amigos... ¿o sí?. Y, en cambio, te faltan personas con las que sí que contabas porque eran tus amigos... ¿o no?
Así que, sí, hay que saber mirar. No sólo para disfrutar de las pequeñas cosas que nos rodean, una margarita que te hace pensar en una amiga, por ejemplo ;P, sino para no equivocarnos con las "etiquetas". Para no repartir tan alegre y confiadamente cartelitos de "amig@s" a quienes en realidad no les importas un bledo. Para aprender a reconocer, a valorar y a querer en nuestras vidas a quienes nos quieren en las suyas. Estén o no físicamente cerca de nosotros. La distancia no la hacen los kilómetros, sino las personas. Quien quiere estar con nosotros lo está y buscará las formas de estarlo, haciéndose presente de la manera que pueda o le sea posible.
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ResponderEliminarY, aunque creo que se entiende lo que quiero decir, dejaré un ejemplo. Cuando falleció mi abuelo, Emperatriz (a quien conocí en este mundillo de los blogs), estaba en Alemania. Sabía que mi abuelo estaba ingresado y me escribió un viernes por la mañana para decirme que todo iría bien y que sería un gran viernes porque ella lo decía. Con todo el dolor de mi corazón y sin ánimos de hacerle sentir mal, sólo porque desgraciadamente fue verdad, le tuve que responder que no iba a ser un gran viernes porque mi abuelo acababa de fallecer... Pero que, de todos modos, gracias por haberse acordado de mí y haber pretendido alegrarme el día. El lunes, cuando llegué del trabajo, media casa estaba intrigada con un paquete que había llegado a mi nombre. Un paquete grande que, en cambio, pesaba poco y venía de Granada de alguien cuyo nombre no me sonaba... Pese a lo extraño lo abrí. No había carta, ni tarjeta, ni letra conocida que buscar. Sólo un oso blanco de peluche. Y entonces lo entendí. No era un oso. Era un abrazo. El abrazo de oso con el que Empe y yo nos solíamos despedir cuando hablábamos. "Desde aquí te mando un abrazo de oso" me había dicho cuando le conté que mi abuelo había fallecido... Y allí estaba, ella no, claro, no podía estar, pero sí estaba el oso del abrazo. Había llamado a su cuñada y le había pedido que buscara un oso de peluche y que me lo mandara urgente... Su cuñada le había hecho fotos a todos los osos de peluche que había ido viendo y se las había ido mandando y ella había elegido el que finalmente me mandó. Y todo eso en tiempo record. Mi abuelo falleció un viernes y el lunes tenía yo mi oso... Todavía me emociono cuando lo pienso... Ella no estaba, pero estuvo. Se las ingenió para estar. Para hacerme llegar su apoyo y su cariño. Y, sin embargo, "mis amigas", estando aquí, ni siquiera se dignaron a aparecer por el tanatorio, ni por el responso, ni por nada de nada, para darme el abrazo que yo sí esperaba de ellas... Me dejaron y me hicieron sentir sola en un momento difícil y duro para mí, pudiendo haber estado conmigo... Las necesité y no estuvieron para mí. Cuando yo siempre había estado para ellas...
Sobra decir que, a partir de ese momento, redistribuí mis etiquetas de "amig@" de otra manera. Concretamente se las quité a algun@s y se las otorgué a sus just@s merecedor@s.
En fin... qué se le va a hacer...
Muchos besos guapa y otro abrazo de oso para ti :D
Gracias! Se puede hacer, pero hay que poner mucho empeño en ello!
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